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Soufflé


Es enternecedor ver como surgen nuevos autores que exploran espacios donde difícilmente tienen cabida otros medios. Quizás Soufflé hubiese podido ser una animación de no haber sido un tebeo, no lo sé. En cualquier caso, es una grata sorpresa. Edita La Cúpula.

El caso es que Cristian Robles ha dado un importante paso hacia delante con esta obra. Si habéis leído IKEA Dream Makers (DeHavilland Ediciones, 2014) ya sabréis que nos encontramos ante uno de los creadores mas estimulantes del tebeo patrio de los últimos tiempos. Si la anterior todavía nos mostraba a un joven autor titubeante, con el dibujo todavía algo agarrotado (su protagonista, Caleb, es un joven que ha terminado atrapado, no se sabe como, en los conductos de aire acondicionado de una de las tiendas de la multinacional sueca); en esta nueva obra se muestra ya mucho más seguro en sus planteamientos y entonado en la parte gráfica. Además de la indudable mejora que para su trazo ha supuesto el uso del color, también se ha mejorado en su limpieza, en beneficio del resultado.

No he podido evitar durante su lectura que me vinieran a la cabeza dos autores norteamericanos: Charles Burns, en el ambiente general de la obra y en el guión; y el canadiense Dave Cooper en el aspecto visual. No los estoy citando en un sentido peyorativo, más bien al contrario: la obra del barcelonés es original e innovadora, y dudo mucho que se haya inspirado en ellos para su elaboración. Soufflé sucede en un mundo extraño: las cosas que pasan en sus páginas podrían transcurrir en nuestra realidad, pero también podría no ser así. Sus personajes están bien construidos: para ser un tebeo relativamente corto (cien páginas) se les puede analizar y conocer sus motivaciones. La trama avanza a buen ritmo, con su crescendo y todo.


A ser inquietante también se aprende.


Calificación: 6-7 /10

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