Eagle, la forja de un presidente
Acabo de terminar de leerme la obra de Kaiji Kawaguchi, (Hirosima, 27 de Julio de 1948), publicada por Glénat en España en cinco bonitos tomos. Esta ficción política escrita en 1998 tiene algunas cosas notables: subtitulada en castellano como "El primer candidato asiático-americano a la Casa Blanca", ha resultado ser profética, al menos en parte. Una lucha encarnizada, primero entre los candidatos demócratas (entre el senador de tintes pacifistas Kenneth Yamaoka y el vicepresidente Al Noah, un trasunto de Al Gore) y después con el candidato republicano (Richard Grant, basado claramente en John Glenn), recuerda en muchos más aspectos de lo simplemente casual a las recientes elecciones en Estados Unidos. Si a todo ello le unimos la actuación estelar del matrimonio Clinton y otros ingrendientes convenientemente aderezados como el racismo, el debate acerca del uso de las armas, los escándalos sexuales o los conflictos bélicos, el resultado es lo bastante sugestivo como para que, al menos, esta obra llame la atención de cualquiera.
El autor es uno de los autores de manga contemporáneo para adultos con más prestigio en Occidente, si bien es escasamente conocido en nuestro país (con anterioridad, sólo Planeta De-Agostini había publicado en 2000 Aragari Express, una historia de yakuzas vietnamitas, para mi gusto una obra bastante inferior a la que nos ocupa hoy, que realizó en 1997) y, lógicamente, alcanzó cierta popularidad en Estados Unidos gracias a este Eagle, que lógicamente, alcanzó cierta repercusión en Estados Unidos. Alcanzó la notoriedad con Chinmoku no kantai (The silent service, 1989), una trama de suspense con submarinos nucleares que todavía sigue, inexplicablemente, inédita en nuestro país. Su estilo de dibujo, notablemente realista y elaborado para tratarse de un autor japonés, resulta bastante adecuado para la trama que cuenta en sus obras y, sin duda, merece mejor suerte de la que ha tenido hasta ahora, sobre todo teniendo en cuenta la buena crítica y multitud de premios que están cosechando sus mangas más recientes.
La obra es una representación bastante certera del auténtico circo que representan las elecciones norteamericanas y, sin duda, su cuidada ambiéntación y su adecuado ritmo son sus puntos fuertes. Sin embargo, creo que deja escapar un cierto poso de irrealidad en algunos aspectos, seguramente por una concepción demasiado épica del sueño americano y de las prfoundas motivaciones de sus protagonsitas. Quizás sea una exageración por mi parte o una apreciación demasiado personal, que huye como de la peste de una concepción frankmilleriana de la vida (permítaseme tan horrenda expresión), posiblemente justificada en este caso (estamos hablando de un japonés escribiendo acerca de un tema que se presta abiertamente a ello), pero tanta nobleza y heroismo son, sin duda, sólo posibles en un mundo de ficción (a pesar de que a Kenneth Yamaoka no le conceden el Nobel). Por otro lado, determinados giros de la trama también me resultan algo fuera de tono y quizás la obra hubiese sido más contundente sin ellos (tampoco quiero destriparlos en este artículo).
No concluya el lector, sin embargo, que nos encontramos ante una obra fallida o mediocre, más bien al contrario, pero quizás privarla de esos dos defectos hubieran determinado construir una obra redonda. Eso sí, su lectura es más que obligada. Yes, we Ken!
Más información acerca de las obras de Kaiji Kawaguchi en Mangaland.