El hombre de al lado
Con ocasión de la exposición que se celebró en el CaixaForum Recoletos de Madrid dedicada a Le Corbusier durante los pasados meses de 2014 me acerqué a su librería y allí, inesperadamente, encontré el DVD de esta película. Una vez que leí que estaba rodada en la Casa Curuchet, en La Plata (Argentina), la única construcción del arquitecto francés edificada en Sudamérica, decidí hacerme con él. Dado que en el enorme atlas de Jean-Louis Cohen (Le Corbusier, An Atlas of Modern Landscapes, Thames & Hudson, 2013), catálogo de la exposición del MoMA de Nueva York que luego se ha traído a Madrid y Barcelona, no contiene ni una sola fotografía de esta construcción (y no es el único caso, por cierto), así que pensé que era una buena manera de poder conocerla en detalle...
El hombre de al lado se realizó en 2009. Los lectores asiduos de La Mirada Estrábica (de existir algún ser vivo que se pueda incluir en tal categoría) sabéis que desde el principio de este milenio vengo dando fe de la calificación que otorga la crítica española a todas las películas que llegan a estrenarse en las salas comerciales. Como no recordada haber leído ni oído nada acerca de esta película he tenido que echar mano del archivo. Finalmente, la he encontrado entre los estrenos del 2011, en la posición número 66, con una puntuación final de 4,16 puntos. Suspensa. La verdad es que la razón de este suspenso se debe, fundamentalmente, a la baja calificación que la otorga Juan Carlos Rentero en su crítica de Todos los estrenos 2011 (Madrid, Ediciones JC, 2011), donde obtiene una nota de un dos sobre cinco.
Ni que decir tiene que si estoy escribiendo este artículo a estas alturas es porque me parece que la cinta lo merece. Dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat, dúo de directores y productores argentinos de los que no tenía referencia alguna. Por lo que he podido leer hasta ahora, una pareja a tener en cuenta.
Al grano, El hombre de al lado merece que se la preste atención. No sólo por el entorno en el que está rodado y por la magnífica interpretación de sus dos personajes principales, Leonardo, diseñador refinado, burgués, de prestigio internacional (interpretado por Rafael Spregelburd), y su vulgar vecino Víctor (encarnado por Daniel Aráoz). Toda la cinta supura trabajo: desde los créditos iniciales a los títulos finales. Está llena de ironía y de crítica hacia los entornos del arte, de su entorno y de los propios artistas. No se queda ahí: continua criticando a determinados segmentos de la sociedad, a su forma de convivencia, la educación, el civismo).
La fotografía, la decoración, todo el atrezzo está sumamente cuidado. Por poner defectos, puede que la cinta a veces titubee en su ritmo, y si se observa con cuidado, puede que haya algunos desajustes menores en el guión.
Aunque no de forma exclusiva, ya que toda la fase final le parece decepcionante lo que le revienta de la película a Juan Carlos Rentero es el desenlace, al que tilda de lamentable. Incluso llega a decir que sus directores se lo quitan de encima, sin más reflexión. Efectivamente, puede que no sea el mejor de los posibles. Puede que tenga razón al suspender al conjunto, no lo sé. Pero si sé que un mal final no arruina una buena travesía, y creo que quizás el castigo con el que arremete contra la película sea excesivo. A mí, desde luego, me ha parecido interesante, original, fresca y divertida. Hoy en día, creo que eso es mucho, ¿no?
Un consejo: no veáis el trailer hasta después de haber visto la película completa (o se os chafará una de las secuencias más graciosas de todo el largometraje).