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Crónica del XVIII Salón Internacional del Tebeo de Madrid


El pasado fin de semana se celebró la XVIII edición de Expocómic en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo. Pomposamente autodenominado Salón Internacional del Tebeo de Madrid, este evento presenta menos interés cada año que pasa, al menos en lo que al mundo del noveno arte se refiere.


¿Por qué digo esto? Analicemos el Salón bajo el prisma de lo que ofrece como verdaderamente distintivo, limitándonos exclusivamente, como su nombre indica, al terreno del tebeo.


Para empezar, la etiqueta de "Internacional" le queda tremendamente grande. La presencia de autores foráneos ya nos indica por donde van los tiros, ya que todos están relacionados con el cómic book americano:

  • Brian Azzarello, Yannick Paquette y Alex Saviuk formaban el grupo de grandes estrellas (¿quién se lo iba a decir a Alex Saviuk?)

  • la "joven promesa" del género de superhéroes Jonboy Meyers

  • el ilustrador japonés de Star Wars, Tsuneo Sanda

Habéis contado bien: cinco autores, cinco. El contenido nacional, paradójicamente, es de un tamaño parecido: dentro de las actividades programadas, la presencia destacada de autores españoles se limita a las exposiciones y la participación en un par de charlas.


Sarah Gaydos (IDW Publishing), David Leach (Titan Comics) y Frédéric Niffle (editor en jefe de la revista Spirou) vinieron a ojear nuevos talentos, ya que una de las actividades programadas, como todos los años, es la revisión de portfolios que los nuevos autores envían a la organización.


Si lo que estábais buscando son exposiciones de dibujos o bocetos originales, esta es la relación completa de las que se podían contemplar:

  • Corto Maltés. Bajo el sol de medianoche, con bocetos de Rubén Pellejero

  • A modo de invitación, de David Rubín, autor también del cartel oficial

  • Darth Vader, de Salvador Larroca

  • Star Wars. Versiones de nuestra Galaxia, interpretaciones realizadas por una amplia muestra de autores nacionales

Expocómic nunca se ha caracterizado por la brillantez de sus exposiciones: habitualmente han sido prescindibles, pero por donde naufragan siempre es por su escasa presencia y su aburridísima presentación. Importa poco el material que contengan; siempre son tratadas como un complemento accesorio, no se las concede valor, quedando el público muy, muy alejado de ellas. Para ser completamente justo, he de realizar una importante salvedad: la visita guiada a las exposiciones, es decir, acompañado por el propio autor o autores que la realizan, me resulta una iniciativa sumamente atractiva sobre el papel. Es una lástima que nunca haya tenido la ocasión de tomar parte personalmente en ninguna de ellas. En cualquier caso, en la información que facilitan los organizadores para la presente edición, se indicaba la presencia de Salvador Larroca exclusivamente el viernes a las 18:00.


Es obvio que los bocetos de Pellejero eran, con muchísima diferencia, lo mas interesante de todo. La publicación de la nueva aventura de Corto Maltés ha supuesto un de los hitos importante del 2015, y el hecho de que los autores escogidos hayan sido españoles, debería hacer este hito todavía mas relevante para nosotros.


En cuanto a las conferencias, son de contenido vago y nada sugerentes, en la línea habitual de las últimas ediciones:

  • El viernes, a las 20:00 hubo una charla sobre Spider-man, con Alex Saviuk y Julián Clemente como protagonistas.

  • El sábado, el tema era Star Wars en el cómic, con tres autores españoles: Salvador Larroca, Pepe Larraz y Ángel Unzueta (charla que, por cierto, se repetirá el próximo lunes 21 en la Fundación Telefónica)

  • El domingo, De la televisión al cómic (pero... ¿el camino interesante no es el inverso?): con la presencia de los nacionales Beni Lobel (Arrow), Rubén Cubiles (Héroes), el ya mencionado editor David Leach (que para algo Titan Comics publica Doctor Who) y Alberto Garrido (organizador de Expocómic).

Encuentros con autores: el viernes Marc Bernabé estuvo departiendo durante media hora con Tsuneo Sanda y, el sábado hubo un encuentro con Azzarello y Paquette. El propio Tsuneo Sanda y Jonboy Meyers impartieron, también el sábado, sendas clases magistrales (es decir, conferencias acerca de su método de trabajo).


Presentaciones editoriales: un bagaje más que lamentable, como podréis notar, no por su calidad, sino por su exigua cantidad. Se presentaron:

  • el libro de Javier Mesón Torpedo 1936. Historia de un gángster sin alma, de Ediciones Drakul

  • el colectivo NEUH (autoedición)

  • las novedades de Tebeosfera (¡excelente ese inédito de Jan!)

Pues si la oferta pudiera parecer escasa, aquí no termina la cosa: durante el sábado, todas las actividades relacionadas con el cómic resultaban coincidentes. Así por ejemplo, no se podía asistir a la presentación de NEUH y a la de Tebeosfera, ambas programadas en la excelente franja horaria que va desde las 14:00 a las 15:00. Algo similar sucedía con a la presentación del libro de Javier Mesón y la clase magistral de Meyers, entre las 11:00 y las 12:00. Sin embargo, lo que es mas grave es que el encuentro con Azzarello y Paquette se realizaba de manera simultánea con la clase magistral del japonés Tsuneo Sanda y, además, con la charla Star Wars en el cómic (todas estas actividades se programaron de 17:00 a 18:00).


Fanzines: el único punto con algo de interés del Salón sigue siendo la posibilidad de seguir la actividad de este mundillo, que se bandea entre lo genial y lo casposo. Además de la presentación de NEUH, durante la tarde del viernes se realizaron tres horas de charlas y presentaciones. Por cierto, el tradicional encuentro de profesionales se ha traslado los jueves al Palacio de Cibeles. No es que este encuentro tuviese un interés en particular para el aficionado, pero algunas de sus micropresentaciones tenían su aquel. Ya no tendré mas ocasión de valorarlas: si no eres un profesional del medio, no es un evento que merezca la pena en sí mismo.


El tema de las sesiones de firmas, sinceramente, creo que está totalmente fuera de madre. Para mí, su auténtica esencia sería la de poder interactuar con un autor al que valoras, aunque sea solamente durante un breve lapso de tiempo. Por tanto, si en un Salón hay una ingente cantidad de actividades y no se puede atender a todas las que a uno le gustaría, la solución más factible es asistir a una de estas sesiones de firmas y poder charlar con tres o cuatro de estos artistas.


La actual perversión del modelo es total: un sencillo evento de promoción se transforma en una tortura para los autores (que, extenuados, no paran de realizar continuamente dibujos ¡sin poder contar historias!) y para los aficionados (que mucho más provecho obtendrían si atendieran una conferencia o visitaran una exposición, dado el tiempo que se pierde realizando una larga cola para obtener el dibujito de marras).


Pero los efectos perniciosos de esta práctica no se limitan tan sólo a esto. Los organizadores de Salones (y éste es un ejemplo clamoroso de ello), están tremendamente orgullosos de tener una larga lista de autores invitados firmando ejemplares. En esta edición de Expocómic, esta lista alcanza un total de ciento cinco nombres. Si exceptuamos la docena contada de ellos que participan en las ponencias y exposiciones, nos encontramos con noventa y tres autores que ven limitada su aportación al Salón a casi exclusivamente la sesión de firmas. Seguro que la mayor parte de ellos estarían encantados de tener una mayor participación en un evento de estas características.


Sin embargo, esta práctica se ha convertido ya en recurrente, de forma que el interés de estas sesiones desciende considerablemente con el paso del tiempo. La solución no es solicitar que se realice algún dibujo original para una exposición de Star Wars. Amigos míos, eso no es hacer participar a un autor en un Salón. Eso se llama autocomplacencia y falta de visión.


De los premios del Salón, prefiero no hablar. Sólo el hecho de pensar en ellos ya me enerva, así que no tiene objeto continuar.


Se impone, por tanto, un cambio de nombre para la próxima edición de Expocómic: en lugar de Salón Internacional del Tebeo de Madrid, uno mucho mas apropiado resultaría "XIX Mercadillo Madrileño del Cómic Norteamericano de Superhéroes de Segunda Fila y Otras Franquicias Afines".

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