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Sabor a coco



Dentro de las innumerables delicatessen que se han publicado en España durante este año destaca esta obra de Renaud Dillies, que ya tiene algunos añitos, pues en nuestro país vecino, el álbum vió la luz en 2013. Para mi gusto, el de Lille es uno de los autores más interesantes de los últimos tiempos, como ya comenté el año pasado en la crítica de la sobresaliente Abelardo, serie que realizara junto al excelente guionista Régis Hautière.


Si en el artículo anterior, relativo al Patito Saubón de Carlos Nine, hacíamos referencia a Georges Herriman (autor que vuelve a estar de moda en España gracias a la exposición de su obra en el Museo Reina Sofía, exposición que ningún lector de LME debe dejar de visitar, dicho sea de paso), este Sabor a coco viene al pelo, pues mantiene una conexión directa con el trabajo del norteamericano.


Jiri y Polka, los dos protagonistas de la historia, deambulan sedientos por un extraño y pequeño mundo poblado por criaturas antropomorfas, donde esporádicamente surge algún tipo de vegetación aislado y el sinsentido campa a sus anchas.


La crítica positiva se la lleva sin duda el apartado gráfico. Estéticamente poderosa, cada página merece la pena ser detenidamente admirada, tanto a nivel compositivo como por la multitud de minuciosos detalles que contiene. El acervo de su autor en artes decorativas queda patente a lo largo de sus viñetas.



Para mi gusto, sin embargo, la sensación que obtuve finalmente tras su lectura resultó algo tibia, ya que la obra adolece de un hilo narrativo que le proporcione una mayor contundencia. No será porque la obra no destile entre sus dosis de humor un cierto halo de cinismo, algo que se agradece durante el avance de la acción, pero en la práctica no adquiere el peso suficiente como para que el conjunto llegue a alcanzar un empaque que le hubiese permitido obtener una calificación superior.


No deje el lector que la objeción anterior merme su deseo de aventurarse por los recovecos de este pequeño universo. Más bien al contrario, sumérjase en su lectura a sabiendas de que, sencillamente, se introduce en un elaborado divertimento, lo que tampoco es moco de pavo.


Calificación: 7/10

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