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Black Paradox / Gyo

Junji Ito es el autor de Uzumaki (1998-2000), uno de los mejores mangas de terror que existen. Esta serie, publicada en castellano en 2004 por Planeta, me impactó muchísimo en su momento. Seguramente sea su obra mas reconocida y la que mas atención merece.


Dos años más tarde, La Cúpula editó Tomie (1987-2000), una obra compuesta por tres tomos que, lamentablemente, no se terminó de publicar. A pesar de que conservo los dos que llegaron a ver la luz, no los he leído de manera totalmente voluntaria, a la espera de que algún día se termine por concluir la serie.

Han tenido que pasar mas de diez años para que se hayan vuelto a editar más obras de este autor en nuestro país: Black Paradox (2009) y Gyo (2001-2002), ambas por Ecc. En Japón, la obra original se debe al gigante japonés Shogakukan.


He quedado ligeramente desconcertado tras la lectura de ambas. Nunca me resulta fácil emitir un juicio de valor de forma rápida para un determinado tipo de tebeos y este es uno de los casos. De entrada, os diría que me han decepcionado: cuando las expectativas son altas, suele pasar. Sin embargo, a medida que pasan los días voy mejorando mi opinión sobre ellas.

Y es que no es fácil asimilar estas obras. Para empezar, Junji Ito siempre está en el límite. Esto ha llevado a muchos otros autores de terror de manga a hacer el mas espantoso de los ridículos: unas veces por lo absurdo y extravagante de los planteamientos, otros por la pésima ejecución (sobre todo en cuanto a ritmo y narrativa se refiere), además de que hay determinados factores y diferencias culturales que juegan en contra de la correcta valoración de diversos elementos de este tipo de obras. Las situaciones extremas a las que empuja a sus personajes siempre pueden inducir a un efecto contraproducente de inverosimilitud que puede hacer que el lector se salga de la figuración.

Tengo claro que me gusta más Black Paradox que Gyo. Es más estimulante y está mejor planteada, además de que tiene determinados golpes de efecto bastante convincentes a lo largo de su desarrollo (todo esto, además, fracasa estrepitosamente en Gyo, a mi juicio). Tampoco se puede decir que Black Paradox sea una obra redonda ni que te deje convencido.



Muchas veces, la lectura de este tipo de obras me deja también una sensación de precipitación en sus autores, y no me refiero a que el dibujo me resulte apresurado o que no te alguna carencia en ese sentido, sino mas bien a una falta de estructuración que hace que se deshinchen a medida que avanzas en su lectura. Claro, mantener la tensión, el ritmo e incluso la atención a base de imágenes desconcertantes sólo está al alcance de unos pocos privilegiados (como Suehiro Maruo, que además introduce otros ingredientes).


Tampoco quiero caer en la descalificación: Junji Ito siempre tiene interés y está varios niveles por encima de bastantes tonterías japonesas de terror que han visto la luz en nuestro país, muchas veces de lectura infame. En el caso que nos ocupa, se trata de valorar más el grado de acierto y de inspiración de su autor.

Ambas obras se cierran con relatos cortos de acompañamiento: La lamedora, El pabellón de lo paranormal (a todo color), La tragedia del pilar principal y El misterio de la falla de Amigara, que aunque son de interés dispar, han hecho que me quede al acecho de la futura publicación de la antología Fragmentos del mal, prevista por Ecc para el próximo abril, con ocasión del próximo Salón del Cómic de Barcelona.


Me gustaría terminar afirmando que me encanta la mezcla gráfica de Gyo: los personajes, limpios y estilizados; el terror, oscuro y recargado. Creo que Junji Ito nos deleitará en el futuro con muchas obras sorprendentes y de calidad.

Calificación: 5-6 /10 (Black Paradox); 3 / 10 (Gyo)


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