Don Quijote
Todavía recuerdo con espanto las adaptaciones de esta obra que se realizaban en otros tiempos con el fin de hacerla accesible a los estudiantes a los que nos "instruían deleitando". Tanto es así que tardé bastantes años en volverme a acercar a la obra de Cervantes.
Superar esas aversiones tempranas no es tarea fácil, máxime cuando esa insípida y mediocre Cultura con mayúsculas se esfuerza por concretar todos sus tópicos con sus lecturas públicas o sus ridículas y atenazadas versiones.
Hace ya algunos años, en marzo de 2012, el Museo ABC organizó unas interesantísimas jornadas sobre el tebeo británico. Arrastrado por las entrevistas que se realizaron durante esas jornadas a Possy Simmonds (de la que soy un fan incondicional) y a Paul Gravett (en esas fechas se perpetró la edición española de su 1001 comics que hay leer antes de morir), me acerqué hasta la calle Amaniel, donde disfruté tremendamente con ellas.
El resultado fue todavía mejor: muchas de las obras que se habían presentado durante las jornadas estaban a la venta en la tienda del museo, así que me hice con varias de ellas, entre las que se encontraba la primera parte de Don Quixote, de Rob Davis, publicada por SelfMadeHero en 2011. La idea de que un inglés hubiese realizado una de estas versiones me resultó tremendamente atrevida, máxime con los antecedentes que habéis podido leer un poco más arriba. El resultado me dejó tremendamente sorprendido: ¿como es posible que un británico hubiese conseguido plasmar con tal exactitud el espíritu de la obra culminante de la literatura española? Confieso que resulta tremendamente extraño leer algo así por primera vez:
"- You're mistaken, señor. They are windmills. - Ah, bless thee, Sancho, it is clear thou art not well versed in the subject of adventures"
Una narrativa ejemplar. Así es como Davis consigue acercarse a la esencia de la obra de Cervantes. Revisando otras obras de esa época (como por ejemplo, sus páginas de la antología de autores británicos Nelson, impulsada por el propio Davis) comprendí que su estilo gráfico resultaba totalmente adecuado para ilustrar la adaptación, ya que por su sencillez no introduce ninguna distorsión.
La comicidad de la obra de Cervantes resulta más acusada en el tebeo de Davis. No es lo mismo visualizar como le endilgan a don Quijote una sarta de mamporros que verlo dibujado en una viñeta. La inclusión de diversos episodios y narraciones, que tantas veces se inmiscuyen en la narración principal de Cervantes, está perfectamente resuelta desde el punto de vista técnico, de manera sencilla y elegante.
Davis necesitó un par de años para terminar la segunda parte de la adaptación. Unos meses mas tarde (2014), Ediciones Kraken realizó una edición en castellano de la obra, reuniendo las dos partes en un solo tomo, tal como se hizo en Inglaterra. El traductor señala que en la medida de lo posible ha tratado de utilizar "el texto original de Cervantes, acercándolo a los intereses del dibujante". Yo, desde luego, no tengo ninguna queja, en lo que respecta a ambas cosas, mas bien al contrario.
Sin embargo, se ha cometido un desliz en la edición española que si bien no tiene una solución fácil, afecta al resultado final, afeando el esmero que se ha intentado mantener por todo el conjunto: la ambiciosa combinación cromática de Davis, que tan buen resultado obtiene en la edición original, presenta a veces problemas de legibilidad en castellano. Observad la diferencia:
No, no se trata sólo de la calidad de la reproducción, también del tipo de letra utilizado, que como se ve, es parecido, pero no igual, y el papel utilizado. Un incordio, en cualquier caso. Y es una lástima, ya que la obra se merecía un resultado sobresaliente. No es la única pifia que ha hecho Kraken últimamente, su edición integral de Little Nemo se ha echado a perder por este motivo. Y que conste que no me quiero cebar con la editorial madrileña, ya que está editando el Popeye de Segar, ¡y eso son palabras mayores!
Hace ya algunos meses, La Cúpula ha publicado la última obra de Rob Davis, The Motherless Oven (El horno huérfano), de 2014, una obra que se aleja bastante de este terreno, y que a mi me ha dejado sólo satisfecho a medias.
Pues bien, no sólo hay una digna adaptación del Quijote, sino que hace poco también llegó a nuestro país otra más:
Felix Görmann (alias Flix) es un autor de tebeos de Münster que, adaptando libremente la novela de Cervantes, crea un relato que guarda enormes diferencias con la obra original, que aún así conserva muchos mas paralelismos con ella de lo que pudiera parecer en una primera lectura.
Publicada originalmente en la prensa alemana en forma de tiras diarias, la obra fue recopilada en 2012 por Carslen Verlag. La acción comienza en el imaginario pueblo de Tobosow (¡empezamos bien!), donde Alonso Quijano continúa liderando la cada vez mas debilitada resistencia contra la construcción de un parque eólico en el término municipal. Su salud mental se va viendo debilitada progresivamente. Así, de pasar de escribir cartas de queja casi por cualquier cosa (como por ejemplo, la perniciosa costumbre de publicar cómics en la prensa), a entablar una encarnizada lucha cruzada contra el mal, cual superhéroe que se precie. Su pequeño nieto Robin, entusiasta de Batman, le acompañará en sus aventuras, componiendo un poético y agridulce cuadro que deja con muy buen sabor de boca.
Numerosos chistes escondidos en sus páginas, referencias a Terry Gillian y su The man who killed Don Quixote, a Goya o a Frank Miller pueblan sus páginas (obsérvese en la imagen que el nombre de la empresa encargada de construir el cartel es Paulo Coelho, inscripciones de todo tipo). Estamos ante una obra mucho más ligera, pero con una gran carga emocional (no en vano el autor afirma como el protagonista le recuerda a su abuelo).
La edición de Dibbuks (2014) es graciosa, con su portada imitando las de la colección Letras Hispánicas, de Ediciones Cátedra. Merece la pena.
Pero, ¿qué pasa en España? Para empezar, me he agenciado rápidamente con el álbum colectivo Lanza en astillero, publicado en 2005 por la extinta Ediciones Sinsentido, que adapta diferentes pasajes de la obra, realizados por más de una veintena de autores. Cuando termine, seguiré con La sombra de don Quijote (Panini, 2014), de Lara Fuentes y Patricio Clarey. Y, por si acaso, Astiberri y AC/E han lanzado al mercado hace unos meses el libro El retablo de las maravillas, con motivo de la exposición que se organizó en su casa natal para conmemorar el cuarto centenario de la muerte de Cervantes. El autor encargado de adaptar el entremés es David Rubín. Además, por si fuera poco, contiene una biografía ilustrada por Miguelanxo Prado).
Más distancia me separan de otras adaptaciones que se me hacen muy cuesta arriba: la versión manga publicada en castellano por Herder este pasado mes de enero, la descatalogada versión de Will Eisner o incluso, un Mortadelo de la Mancha, de Ibáñez (2011)...
Un inglés y un alemán adaptando más que correctamente a Don Quijote, tres álbumes nacionales...¿Qué pensarían mis curas de entonces si leyeran hoy estos tebeos? De lo que no me cabe duda es que con estas dos obras he conseguido superar mi natural aversión a las adaptaciones de Don Quijote al cómic.
Calificación: 8-9 /10 (Don Quijote de Rob Davis)
Calificación: 7 /10 (Don Quijote de Flix)